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Hoy en día vivimos en un mundo que propone a los adolescentes múltiples opciones respecto a lo que es la vida, muchas de ellas contrastan con lo que los padres creen y piensan respecto a la vida. En los medios de comunicación ellos se ven expuestos a todo tipo de estímulos que les proponen como bueno parámetros que pueden ser chocantes respecto a lo que los padres piensan en torno a temas como la sexualidad, drogas, libertad, relaciones de pareja, etc. ¿Qué hacer frente a esto?, muchos padres se sienten a veces confundidos y desarrollan una gran incertidumbre, pues constantemente los hijos cuestionan las formas mas tradicionales de formación, respecto a lo que ellos ven en el mundo de sus amigos o lo que les transmiten los medios en esta “aldea global”.

Una tendencia es decir, “yo confío en usted, no en los demás” u otra posición puede ser “no salga” “no vaya”, “quédese en la casa”. No es que esto esté del todo mal, pero no podemos evitar que los hijos se enfrenten al mundo, tarde o temprano tendrán que tomar decisiones y se deben ir preparando poco a poco, en el tanto se enfrentan a pequeños retos. Esto lo que propicia es sobre protección, la sobreprotección podría ser la precursora de patrones de inseguridad, vulnerabilidad, dependencia, o rebeldía, lo cuál termina siendo insano para que los y las adolescentes desarrollen e integran una imagen segura y positiva de sí mismos.

Educar para la libertad responsable implica:

  • Una formación clara en valores y principios, es clave para que los adolescentes tengan un punto de referencia para poder analizar y elegir.
  • Es importante desde los primeros años de la infancia ser claro con ellos en cuanto a lo que es malo, bueno, justo e injusto, sano e insano, para que crezcan con criterio suficiente para que desarrollen una moral autónoma, es decir, ellos puedan desde sí mismos saber qué es lo bueno y lo malo.
  • Desarrollar una comunicación en la que no se les den todas las soluciones, el dialogo para una educación en libertad y responsabilidad debe servir como una guía de orientación para que ellos lleguen a sus propias conclusiones apoyadas en el consejo y la escucha de los adultos.
  • Es esencial estimular la autoestima y la autopercepción, un adolescente que crezca con una buena percepción de sí mismo, que se sienta seguro y confiado de lo que él es como persona, tiene mayores probabilidades de desarrollar una identidad más firme y consolidada en un sentimiento y percepción positiva.
  • Desde los primeros años se les debe estimular todas sus destrezas y habilidades, para que consoliden los procesos de “Asertividad”, esto es saber actuar en coherencia respecto a lo que piensan y sienten, un joven asertivo es aquel que logra actuar toda vez que ha mediado la razón y la reflexión, no se deja llevar por impulsos.
  • Se debe evitar una comunicación desde la “imposición”, “porque lo digo yo”, los adolescentes necesitan razones, ellos necesitan criterios para que logren valorar las consecuencias positivas o negativas de determinado acto, en caso contrario solo se logrará estimular patrones de confrontación, oposición y rebeldía, que llevan a la familia a entrar en procesos de  tensión y en ocasiones descalificación, lo que crea distanciamiento y pocos espacios de comunicación.

Educar para la libertad responsable es un reto difícil, los padres a veces proyectan en sus hijos sus propios temores y angustias. Los padres deben tratar de ser claros en esto, y confiar en la labor que han realizado con sus hijos. La adolescencia no es una etapa para crear procesos, ésta es una etapa para consolidarlo, no espere a que su hijo tenga que enfrentarse al tema por ejemplo de las drogas y el sexo, para que usted empiece hablar y orientar, es importante hacerlo desde que son niños, para que crezcan con un marco claro, y aprendan a que los padres están ahí, para hablar y escuchar, como amigos y autoridad.

 

Fuente de Información:
Rafael Ramos Alfaro
Psicólogo