¿Comer o no comer? El dilema diario de muchos menores. Como resultado frecuente: padres angustiados, niños castigados o tristes y lo peor, el problema sigue sin resolver.
Ser padres implica desarrollar, entre otras cualidades, creatividad y paciencia. “Los güilas de ahora no son como lo de antes”, dicen nuestros abuelos. Y tienen razón. Nos encontramos ante pequeños cada vez más razonables y seguros, que cuestionan las direcciones que como adultos, intentamos ellos sigan al pie de la letra. Una de ellas es cómo deben alimentarse.
La inapetencia no es más que falta de apetito o ganas de comer, y muchas son sus causas cuando de infantes de trata, entre ellas: el interés por el entorno, la forma en que son presentados los alimentos, el tiempo y el lugar que se destine para esto, el ejemplo que demuestren quienes se sienten a comer con el niño, etc.
Según la doctora Ana Elena Vargas Casafont, de la Clínica de Nutrición Von Saalfeld, es normal que todo menor experimente inapetencia en algún grado; sino en toda su niñez, al menos durante alguna de las etapas de ésta. Pues mientras que unos chicos son quisquillosos para comer otros tienen preferencias por ciertos alimentos, lo que hace que una ingesta balanceada sea todo un reto para los padres.
La inapetencia se vuelve problemática según Vargas, cuando debido al bajo contenido calórico que se ingiere el niño empieza a presentar problemas de salud como bajo pesos o tamaño, y/o nivel de energía insuficiente, entre otros. Fuera de esto, la situación no debería considerarse como grave y aunque es bueno que se tomen las medidas, también es bueno evitar alarmarse.
Lo interesante está en cómo reaccionen los encargados de proporcionar alimento al menor, pues dependiendo de ello, lograrán o no, que éste se alimente cada vez mejor y de forma más variada.
Con niños inapetentes usted debe….
Si en su familia existen casos de niños inapetentes, toma nota de las recomendaciones que nuestra profesional en nutrición recomienda en la siguiente lista:
- Ármese de paciencia. Evite reprender al menor ante la situación.
- Manténgase atento (a) a la relación peso/talla del niño en las consultas con el pediatra.
- A los niños les encantan los colores, las figuras y las formas. Logre un plato lleno de color, compre cortadores de figuritas y ofrezca alimentos nutritivos y de formas atractivas. Seleccione platos, vasos y cucharitas con motivos que llamen la atención de los más pequeños.
- En la medida de lo posible mantenga al menos una comida en familia al día. Que los papás demuestren con el ejemplo que comen de todo.
- Ofrezca al niño los alimentos en su forma más completa. Por ejemplo, las frutas enteras antes que en jugos o frescos, intentando que si bien el menor no ingiere el alimento en su totalidad, al menos lo pruebe.
- Ofrecer en la medida de lo posible el líquido por aparte. Para evitar, que nuestros pequeños comensales tomen primero todo el líquido y al quedar satisfechos con éste luego no quieran probar bocado.
- Enseñe a sus hijos a comer desde los seis meses, cuando se hace necesaria aparte de la leche materna, la alimentación complementaria. Introduciendo nuevos alimentos cada cierto tiempo y frecuencia.
- Evite caer en el vicio de intercambiar alimentos por suplementos alimenticios. Pero si decide administrar algún suplemento, prefiera para hacerlo las horas de merienda, en lugar del desayuno, el almuerzo o la cena.
- Después del año de edad se debe procurar el hábito de que el niño coma de los mismos alimentos que se sirven en la mesa para todos los integrantes de la familia.
- Si su niño no quiere probar bocado de nada de lo que se ofrece en la mesa en el momento en que debe alimentarse, aclárele que si no lo hace debe esperar al siguiente momento de comida para volver a comer y evite ofrecer golosinas o bocadillos hasta que llegue ese momento.
- Varíe los alimentos que ofrece en la mesa de un día a otro. Los alimentos poseen todos los distintos nutrientes, varíe el arroz por ejemplo por papa, yuca, camote, etc.
- Si de todos los alimentos presentes al momento de comer el niño prefiere siempre solo uno y todos los días quiere el mismo, por ejemplo banano, elimine u día el banano de las opciones, hasta que el niño deba elegir y pruebe otro alimento (manzana, fresa, papaya, cualquier otro fruta. Claro está, sin discutir con el menor.
- Respete que como todo ser humano, el niño tiene gustos y existen alimentos que definitivamente no le van a gustar. Persuada al niño para que pruebe antes de decidir si le gusta o no algún alimento.
- Permita que el niño decida si come o no de lo que le ofrecen en la mesa y en cuánta cantidad.
- Si un niño no quiso probar hoy determinado alimentos, intente ofrecerlo mañana preparándolo de forma distinta.
Con niños pequeños que aún se amamantan establezca la cantidad de tomas fuera de horas de desayuno, almuerzo y cena, para evitar que el niño no tenga hambre a las horas de las comidas principales.
Fuente de Información:
Ana Elena Vargas Casafont
Clínica de Nutrición Von Saalfeld.
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