En los últimos años la estimulación temprana e incluso prenatal, han estado más presentes en nuestros hogares. Escuchamos a madres y padres comentando sobre cómo estimulan a su bebé asistiendo a clases de natación, masaje infantil, música y yoga entre otras actividades para favorecer el desarrollo de su bebé.
Cuando hablamos de estimulación temprana y atención temprana ¿estaremos hablando de lo mismo?
La estimulación temprana es el conjunto de actividades programadas (seriadas y secuenciadas) para el óptimo desarrollo integral de los niños de 0 a 6 años.
¿Qué es la atención temprana?
La atención temprana también es un conjunto de actividades programada para el óptimo desarrollo de un individuo. Pero la atención temprana es utilizada como prevención ante un posible retardo (atraso) o una dificultad en el desarrollo debido a complicaciones en el desarrollo.
Siendo en la temprana infancia (0-6 años) cuando se puede aprovechar su implementación para fortalecer el área en que se tenga una dificultad o retardo.
Por ejemplo, un niño de 2 años que no se comunique verbalmente (no se exprese hablando), tiene tiempo de hacerlo naturalmente hasta los 4 años y se encontrará dentro del margen adecuado para hacerlo.
Por medio de la atención temprana, este niño de 2 años puede recibir estimulación para fortalecer el desarrollo del lenguaje, favoreciendo a la vez su desarrollo emocional y social (al poder comunicarse con mayor facilidad) sin esperar hasta que tenga 4 años para iniciar una terapia formal del lenguaje. Tanto bebés que nacieron a término, como bebés prematuros pueden necesitar de atención temprana en una o más áreas. Generalmente, los bebés prematuros, por nacer antes de tiempo, alcanzarán varias etapas al desarrollo luego de la edad esperada en las tablas estandarizadas
A estos bebés se les facilitará atención temprana para ayudarles en el proceso de crecimiento y desarrollo en diversas áreas.
En el área física se fortalecerá el tono muscular (fuerza en sus músculos) por medio de ejercicios que le proporcionarán tener mayor control y fuerza en el cuello y espalda para sostener la cabeza inicialmente. Luego se irán haciendo ejercicios que van a permitir al bebé mover y utilizar su cuerpo para voltearse, sentarse, gatear y llegar a andar.
¿En qué beneficia una atención temprana?
La atención o intervención temprana va a permitir aprovechar la elasticidad cerebral en la que se encuentra el niño en sus primeros meses y años de vida.
En ocasiones el retardo o la dificultad que el niño presenta es notoria, entre otras es un pequeño atraso en la tabla de desarrollo.
Volviendo al ejemplo en el área de lenguaje, el niño que no habla a los 2 años, con un programa de estimulación, va a desarrollar la capacidad de expresarse verbalmente y a la vez aprender a hacerlo con una buena comprensión y pronunciación.
Mientras que si a ese niño no se le ofrece la intervención temprana, tardará más meses o años en expresarse verbalmente. Además, este retraso puede provocarle frustración por no poder comunicarse, puede desarrollar ansiedad, enojo y posiblemente otros trastornos de la personalidad que se pudieron haber evitado si se le brindaba la atención temprana.
La prevención es el mayor beneficio de la atención temprana.
Hasta alternaciones del aprendizaje como déficit atencional con o sin hiperactividad, pueden prevenirse parcial o totalmente con una adecuada atención temprana.
Si nuestro niño desde sus primeros años de vida demuestra ser inquieto, con dificultad para concentrarse por varios minutos en alguna actividad, no debemos esperar hasta que tenga 7 años o más para que puedan diagnosticar un déficit atencional.
Podemos prevenir que el déficit sea grave o mayor. Por medio de la atención temprana, los especialistas les darán herramientas y tips para aminorar o prevenir que desarrolle un déficit atencional que en un futuro le dificulte su desempeño escolar.
Con la intervención temprana, descubriremos que al niño inquieto podemos facilitarle su día a día con una rutina y una organización adecuada de los estímulos; desde proporcionarle un juguete a la vez en lugar de sobre-estimularlo con varios juguetes a su alcance; para tener una rutina que prepare al niño para la actividad que sigue (cada día se baña primero y luego toma su leche-después del cuento es hora de dormir).
Como padres debemos evitar alarmarnos por el mínimo retardo que presente nuestro hijo. Si notamos un atraso en su desarrollo o conocemos formalmente de su dificultad en determinada área, podemos brindarle atención temprana por medio de la estimulación temprana.
Evitemos comparar a nuestro niño con cada niño que conozcamos. Cada niño es único, tiene sus áreas fuertes y otras áreas por fortalecer.
Tanto la estimulación temprana como la atención temprana, propician el óptimo desarrollo integral del niño. No se trata de adelantar al niño en el cumplimiento y adquisición de las destrezas, sino de darle las herramientas necesarias para lograrlo de la mejor manera; sin olvidar el amor y compromiso en el proceso.
Fuente de Información:
Daniela Jiménez
Máster en Estimulación Temprana y Guía Montessori
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