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Después de un año escolar pensar que vacaciones puede ser un tiempo de formación es difícil, puede sonar aburrido y hasta cansado, pero a lo que me refiero en esta oportunidad es que las vacaciones pueden ser un tiempo privilegiado para tratar de corregir ciertas conductas en los hijos que durante el año han dado problemas. Si durante el año en las mañanas el “pleito ha sido” por usar el baño, dejar la cama lista, arreglar el bulto o limpiar los zapatos, las vacaciones pueden ser un tiempo de reorganización entre todos los miembros de la familia.

Con cierta frecuencia lo que pasa es que los chicos se levantan más tarde, pasan todo el día viendo tele, jugando play o clavados en la computadora, y los padres dicen o piensan “aprovechen porque en poco tiempo se les acaban las vacaciones”, lo cierto es que es bueno que los niños y adolescentes tengan tiempo para descansar, recrearse y distencionarse, no obstante, esto no es sinónimo de un desorden generalizado.

Las vacaciones pueden ser un tiempo en el que los padres en conjunto con los hijos pueden hacer muchas cosas, mejorar las áreas en las que experimentan problemas, veamos algunos consejos:

  • Lo primero, es hacer una reunión de familia al inicio de las vacaciones y evaluar qué fue lo mejor y lo peor del año, determinar dónde como familia tuvieron más problemas, y definir conductas que deben ser modificadas. Ejemplo, si todos los días la ropa se dejó en el baño, la cama no se tendió, o no les daba tiempo para desayunar, se deben hacer cambios en la rutina. Esto implica organizar un sistema de compromisos y tratar de hacer un horario de trabajo, descanso – tiempo libre para tratar de crear compromiso desde el inicio.
  • Las vacaciones son un buen momento para esto, pues está terminando el año y nos preparamos para un nuevo comienzo, lo que permite a la familia establecer proyectos y proponer cambios. Esto debe hacerse no desde el regaño, sino que el objetivo es lograr que los hijos se sientan parte de la familia y que con su aporte contribuyen al bienestar, de acá la importancia de delegar responsabilidades proporcionales a la edad y a la capacidad de cada hijo.
  • Los paseos son un buen momento para esto, porque no siempre debe ser la mamá o el papá los que se encarguen de todo, es  bueno delegar en los hijos para que asuman responsabilidades como: “vas a buscar todo lo que ocupamos para la playa, acá está la lista” “en este paseo te vas a encargar junto con tu hermana de preparar los desayunos, tu hermano de recoger la basura, tu mamá y yo haremos el almuerzo y la cena”. Esto es fundamental, pues así toda la familia disfruta y se compromete, no se recargan las funciones y se les está formando para la cooperación y la solidaridad.
  • Es importante que los padres hagan un horario y una rutina de tareas semanales o diarias, considerando cierta flexibilidad en cuanto al margen de tiempo, lo importante es que los hijos lo hagan y que reciban, sobre todo, tiempo libre para hacer lo que desean en función de su compromiso y logro.
  • El tiempo de vacaciones aparte de ser un tiempo de descanso, es un buen tiempo para despertar en los hijos la conciencia  de “pertenencia – compromiso” esto se logra mediante la delegación de responsabilidades, esto forma a los hijos y descarga a los padres, la familia debe ser un equipo, y cada uno juega un rol importante, por pequeño que sea el aporte, éste debe ser valorado y estimulado.
 

Dr. Rafael Ramos Alfaro
Psicólogo
Centro para el Desarrollo Humano Integral