Cuando nos referimos al tema de la educación y crianza de los niños y niñas; casi siempre nos viene a la mente la visión o perspectiva femenina. Pocas veces pensamos en los aportes de los papás desde su propia masculinidad. Esta masculinidad que se asume, se vive y se expresa de distintas formas, puede conducir a la construcción de nuevas prácticas sociales y nuevos modos de paternidad. Los invito a compartir algunas reflexiones, que sin ser un recetario, pueden ayudarnos en nuestro ejercicio cotidiano como papás.
La educación y crianza de los niños y niñas debe sustentarse en el amor, la transparencia, el reconocimiento de los derechos y las responsabilidades.
El amor se representa o se sustenta en acciones concretas como: el respeto, es decir, darle valor a los criterios, deseos y gustos del niño o la niña. En “ponerse en sus zapatos”, para entender sus necesidades y la forma en que empiezan a percibir el mundo que les rodea.
Se debe dar ejemplo: es importante pedir a los y las niñas conductas que seamos capaces de cumplir, como por ejemplo: no gritar para transmitir las ideas, no utilizar apodos hirientes, no mentir, ser generosos y solidarios/as, ser tolerantes y comprensivos con los demás, resolver los problemas de forma inteligente y no de forma agresiva o violenta; en otras palabras, practicar los valores que nosotros queremos inculcar y fortalecer en ellos/as.
Debemos establecer una relación de confianza y cercanía con nuestros hijos e hijas, tratar de ser lo más comunicativos posible y así crear las condiciones para que ellos/as lo sean con nosotros.
Hay que evitar formas autoritarias de corregir y más bien utilizar el diálogo que permita que nuestros hijos/as sientan que cuentan con apoyo, protección y comprensión.
Es importante dedicar tiempo para realizar juegos de calidad. Por este medio podemos enseñar un sin número de aspectos vitales en su formación, siempre y cuando logremos establecer metas de aprendizaje que se alcanzarán de forma divertida.
Ahora ustedes se preguntarán ¿qué pasa con la disciplina o los llamados límites? Pues ciertamente, esto es un aspecto fundamental en la educación y crianza de nuestros hijos e hijas, y debe entenderse como una oportunidad para que puedan crecer siendo perseverantes y asumiendo las responsabilidades de sus actos y decisiones. La disciplina nunca debe ser impuesta ni los límites asociados con el maltrato físico y/o emocional de un niño o niña. Lograr que un niño/a acoja una norma de comportamiento, debe ser producto de que entienda el por qué y para qué existe esa norma, de lo contrario lo verá como una imposición o arbitrariedad que le desafía.
La construcción de la disciplina y la responsabilidad puede estar mejor fundamentada si el niño/a, entiende el propósito de ciertas normas de comportamiento y la responsabilidad la entenderá mejor conociendo y ejerciendo sus derechos los cuales también puede ver como asunto que reclaman las demás personas.
Una paternidad responsable, en cuanto a crianza y educación de nuestros hijos e hijas, significa ejercer y promover la ternura como un elemento que lejos de hacernos ver como papás “débiles”, fortalezca la posibilidad de que nuestros niños y niñas crezcan en un ambiente donde se respeten sus derechos como personas.
Fuente de Información:
DNI-Costa Rica
Defensa de los derechos de niñas, niños y adolescentes.
Comentarios recientes