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Al ver a un bebé a veces no sabemos qué hacer, ¿le hablamos, le sonreímos, o le hacemos muecas?. No conocemos el mundo de los bebés, ni el de los niños o niñas pequeños, a pesar de que ya vivimos esa etapa de la vida, y más confuso aún , como adultos somos encargados de  guiarles en esa etapa, y ¿cómo se logra ese objetivo y nos preguntamos si tendremos  éxito mientras se les enseña?

¿Será la Estimulación Temprana algo importante en la vida de un niño o una niña, o es sólo una moda más de la vida moderna?

Al hablar propiamente de Estimulación Temprana se tiende a relacionar con diversos temas pero no se tiene claridad de cuál es realmente su función, ni su utilidad. Al explicar el término como tal, se puede decir que consiste en un conjunto de actividades o intervenciones que se aplican en el momento oportuno desde que el o la bebé se encuentra en la etapa de gestación  y hasta los 6 años de edad, teniendo como fin primordial potenciar al máximo las habilidades de los infantes,  para desarrollar en un futuro adultos felices, independientes y exitosos con un estilo de vida sano.

Al nacer, el infante empieza a conocer el mundo que lo rodea, se siente temeroso, inseguro, desprotegido, ya que es un ambiente completamente novedoso para él o ella, ante el cual, no sabe como debe reaccionar; resultando entonces que los adultos cercanos al bebé son encargados de mostrarle  el mundo y ayudarle en este período de adaptación, el cual marcará el resto de la vida del pequeño o pequeña. Es aquí donde interviene la Estimulación Temprana, la cual se encargará de mostrarle este nuevo universo al niño o niña desde una perspectiva  un lenguaje que ellos y ellas logran comprender según su forma de aprendizaje.

Asimismo, se les enseña a los padres de familia a comunicarse de forma apropiada, con las estrategias y técnicas según la edad y la necesidad del infante debido a que todos somos y aprendemos en un estilo diferente.

¿Por qué se limita la edad de intervención (0 a 6 años de edad) y por qué se habla de aplicar las técnicas de forma “oportuna”?

Porque específicamente hasta los 6 años, los niños y las niñas en esta edad tienen una gran facilidad de adquirir nuevos conocimientos; este fenómeno es conocido como: “plasticidad cerebral”.

Como su palabra lo dice, es la capacidad de las células del cerebro, las neuronas, de realizar una enorme cantidad de conexiones con otras neuronas. Implicando que cada conexión significa un nuevo aprendizaje o un nuevo  hábito logrado.

¿Pero qué  importancia tiene esta información?

Resulta que después de los 6 años las neuronas se vuelven cada vez más “rígidas” conforme se crece y la capacidad de hacer cambios en el conocimiento adquirido disminuye sustancialmente, así como lograr nuevos aprendizajes.

A esta “rigidez” se le llama “Huella Mental” y esta será la base sobre la cual se parte el resto de la vida para tomar decisiones, dirigiendo así el diario actuar e incluso afectará la vida social, laboral y sentimental de la persona.

¿Implica esto que después de los 6 años no se puede cambiar los habitos y aprendizajes adquiridos?

No, sin embargo es mucho más difícil lograrlo, requiere de mayor cantidad de tiempo, esfuerzo y el nivel de éxito es más bajo.

Lo que sucede en el cerebro después de los 6 años es que toda la información nueva que se adquiere de alguna forma se “acomoda” sobre la base que se formó en esos primeros años de vida; si no se logró obtener la información apropiada, los nuevos conocimientos no se aprenderán de forma adecuada, generando así “lagunas “ o deficiencias.

Se le llama oportuno porque en esos primeros seis años de vida se abren “ventanas mentales” que son los momentos propicios para adquirir una habilidad específica; después de ese justo momento el aprendizaje es lento, dificultoso puede tener carencias y no lograrse a plenitud.

Siendo la Estimulación Temprana el medio o la herramienta para aprender y desarrollarse de una forma oportuna, también se adapta a la necesidad de cada niño o niña, creando una base firme para todo el conocimiento que en un futuro busque desarrollar.

Además, se busca que el infante se conozca así mismo, desafíe sus límites ante nuevas experiencias, logre ampliar al máximo su potencial y derribe los temores que se generan al enfrentar nuevos retos.

Con base a lo anterior, podemos decir que la Estimulación Temprana es una necesidad para todos los niños y niñas y no un lujo de la vida moderna como a veces se suele creer. Siendo ésta la mejor  inversión que puede hacer por su hijo o hija para asegurarle un futuro brillante.

Fuente de Información:
Diana Mesén Jiménez

Especialista en Estimulación Temprana