Es un tipo de problema de aprendizaje en el que el niño o niña tiene dificultades aprendiendo a leer, escribir, o entendiendo el lenguaje escrito.
Los estudios indican que la dislexia ocurre debido a la manera como se ha formado el cerebro y cómo procesa la información que recibe.
Las personas con dislexia procesan la información en una parte del cerebro diferente a las personas que no padecen de dislexia.
Tienen problemas al hacer la conexión básica entre las letras y los sonidos, generalmente también tiene dificultades al deletrear, escribir y hablar.
Un niño con dislexia puede que olvide las letras y su significado en el contexto más amplio de una oración o de un párrafo.
En ocasiones la dislexia va unida a dificultades de pronunciación, con mayor incidencia en la dificultad de pronunciación de palabras nuevas, largas o que contengan combinaciones de letras del tipo de las que le producen dificultades en la lectura.
Es frecuente encontrar en los niños disléxicos sentimientos de inseguridad.
En general el niño disléxico al superar las dificultades de un nivel, se encuentra con las dificultades propias del siguiente nivel. Como por ejemplo, algunos niños luego de aprender a leer pueden leer un fragmento correctamente en voz alta, y aún así no comprenden el significado del texto.
Sin embargo, una reeducación adecuada hace en general que las dificultades se atenúen y se enfrenten con mayor facilidad. Por eso la importancia de un trabajo multidisciplinario, donde un profesional en la materia reeduque y exponga recomendaciones para la escuela y el hogar.
Todo profesional de la enseñanza y padres con niños/as disléxicos deberían saber algo sobre dislexia y tener en cuenta estas recomendaciones en la medida de lo posible:
- Hágale saber al niño que se interesa por él/ella y que desea ayudarle. Él/ella se siente inseguro y preocupado por las reacciones del profesor.
- Establezca criterios para su trabajo en términos concretos que él/ella pueda entender, sabiendo que realizar un trabajo sin errores puede quedar fuera de sus posibilidades.
- Evalúe sus progresos en comparación con él/ella mismo, con su nivel inicial, no con el nivel de los demás en sus áreas deficitarias. Ayúdele en los trabajos en las áreas que necesita mejorar.
- Bríndele atención individualizada siempre que sea posible. Hágale saber que puede preguntar sobre lo que no comprenda. Puede requerir más práctica que un estudiante “normal” para dominar una nueva técnica.
- Dele tiempo para organizar sus pensamientos y para terminar su trabajo.
- Ayúdele leyendo con él el material de estudio y en especial los exámenes.
- Evite la corrección sistemática de todos los errores en su escritura. Hágale notar aquellos sobre los que se está trabajando en cada momento.
- Si es posible hágale exámenes orales, evitando las dificultades que le suponen su mala lectura, escritura y capacidad organizativa.
- Tenga en cuenta que le llevará más tiempo hacer las tareas para casa que a los demás alumnos de la clase. Se cansa más que los demás. Procure un trabajo más ligero y más breve. No aumente su frustración y rechazo.
- Es fundamental hacerle observaciones positivas sobre su trabajo, sin dejar de señalarle aquello en lo que necesita mejorar y está más a su alcance. Hay que elogiarlos y alentarlos siempre que sea posible.
- Es fundamental ser consciente de la necesidad que tiene de que se desarrolle su autoestima. Hay que darle oportunidades de que haga aportaciones a la clase.
- Evite compararle con otros niños en términos negativos. No haga jamás chistes o bromas sobre sus dificultades. No hacerle leer en voz alta en público contra su voluntad.
- Es una buena medida el encontrar algo en que el niño sea especialmente bueno y desarrollar su autoestima mediante el estímulo y el éxito.
- Permítale aprender de la manera que le sea posible, con los instrumentos alternativos a la lectura y escritura que estén a nuestro alcance. (Tablas de multiplicar, tablas de datos, cuadros recordatorios).
- Si lee para obtener información, por pasatiempo o para practicar, tiene que hacerlo en libros que estén al nivel de su capacidad lectora en cada momento.
Un chico disléxico vive en un mundo diseñado para no-disléxicos. No es justo pensar que son los más lentos de la clase, ¡al contrario! Ellos tienen que adaptarse a una sociedad creada por una mayoría que ve el mundo con otros ojos.
De hecho, se ha descubierto que quienes tienen dislexia tienen mejor desarrolladas ciertas habilidades; como mayor intuición, creatividad, imaginación y curiosidad para conocer y aprender diversos temas.
¡Los niños disléxicos son héroes! Imaginen lo que es luchar contra la corriente: encima de tener que aprender cosas nuevas (que ya presenta dificultades para los niños no-disléxicos), él debe descubrir su propia forma de aprender la materia. Por eso no los podemos tachar de lentos o torpes, lo que pasa es que ellos tienen que tomar un camino un poco más largo para llegar al mismo lugar que sus compañeros.
Hay que enseñarles que sí pueden salir adelante, hay que fomentar sus habilidades, insistir en el “vos podés”, pero sobretodo entender que ellos necesitan formas distintas de aprender.
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