¿Cuándo se debe comenzar a hablar de sexo con los hijos?
Ésta es una pregunta que en algún momento todos los padres se hacen. Algunos optan por postergar el tema, y cuando finalmente deciden hacerlo, ya sus hijos han recibido la información, no siempre de las mejores y más confiables fuentes. Para otros, hablar de la sexualidad es tan difícil o prohibido, que prefieren delegar ésta responsabilidad a otras entidades, como lo son la escuela, amistades o personas externas.
Es por esto, que antes de ahondar y aprender un poco más sobre el tema, debemos recordar que la educación sexual es otra de las formas que tienen los padres de brindar apoyo y protección a sus hijos, siendo en definitiva, otra forma de darles nuestro amor.
Si vemos en retrospectiva, el tema de la educación sexual y las pláticas acerca del mismo, se debía reservar para la edad adulta, y en el caso de los niños se evadía este tema con explicaciones absurdas y fantasiosas. Sin embargo, a la luz de numerosos estudios, hoy en día se considera necesario tratar este tema con los niños, ya que su curiosidad natural los llevará no solo a interesarse y explorar el mundo que les rodea, sino también a conocer su cuerpo y su sexualidad.
Es importantísimo tener claro, que brindar una adecuada educación sexual a sus hijos e hijas, implica dotarles de un conjunto de herramientas que les permitan vivir la sexualidad desde valores como el respeto y el cuidado por su propio cuerpo, desde su integridad como persona y desde el respeto por el cuerpo y la integridad del otro. Siendo la familia el primer y más importante entorno en el que ésta enseñanza se tiña de valores éticos y morales, acordes a lo que cada padre desee inculcar a sus hijos.
La sexualidad empieza con la vida. Desde su nacimiento, los pequeños y las pequeñas sienten su cuerpo y sus sensaciones. Muchas veces se piensa que un bebé no tiene sexualidad y que es hasta que está en la escuela o adolescencia, que la descubre. Lo cual no es cierto. Un niño desde que nace experimentará sensaciones en su cuerpo que le serán placenteras o displacenteras. Claro está, que el niño no tiene conocimiento de qué es lo que sucede, por lo que es importante que aprendan a conocer su cuerpo, y con esto, el respeto y cuido que deben tener hacia éste.
Para iniciar en los niños y las niñas su formación sexual integral, se necesitan adultos responsables, cariñosos y comprensivos, que se permitan tener una visión natural de la sexualidad y aprendan que dar explicaciones adecuadas y oportunas a los niños, las cuales, lejos de promover una sexualidad prematura o nociva, les permitirá a niños y niñas sentir, querer y cuidar sus cuerpos, y respetar a los otros.
Se educa y enseña todos los días y en cada etapa de la vida. Por lo que desde bebé le podemos ir enseñando a nombrar las partes de su cuerpo de la forma correcta, con el nombre respectivo y no con apodos o sustitutos que solamente confunden y engañan al niño. Si al niño se le enseña a nombrar a la cabeza, cabeza; o al brazo, brazo, no tenemos por qué cambiarle el nombre a los órganos genitales como el pene o la vagina, ya que éstas también son partes del cuerpo y, debemos promover una visualización sana y natural de las mismas. El niño aprenderá a llamar a sus partes genitales por su nombre y aprenderá a hablar de ellas en forma natural, sin malicia y sin morbo.
Es importante enseñarles a ver el cuerpo con naturalidad y respeto, y como parte de ese respeto es saber cuándo, dónde y hasta dónde mostrar mi cuerpo, aunque sea dentro del ambiente familiar.
Los pequeños manifiestan su curiosidad con sus juegos y comportamientos; los más grandes preguntan con palabras para verificar o saciar sus dudas. A partir de los dos años aproximadamente, los niños comienzan a hablar con más claridad, y con esto, empiezan a realizar preguntas sobre la sexualidad. “¿Cómo llegan los niños al mundo?” “¿Cómo fue que mamá quedó embarazada?” “¿Por qué las niñas no tienen pene?” A partir de los 4 años “¿Por qué tú tienes pelitos?” o “¿Por qué mi hermana no tiene pene igual que yo?, “¿Por qué el pene de papito es más grande que el mío?” Son algunas de las preguntas más comunes a las cuales hay que responder de la forma más natural, clara y correcta posible. De manera tal que dejemos al niño saber la verdad, según su edad, con los términos correctos y con una respuesta que satisfaga su curiosidad. Los detalles y la extensión en torno al tema dependerán de la edad y el nivel de madurez del niño.
Enseñar cómo funciona el cuerpo humano debe ser un proceso continuo y debe adaptarse a los diferentes momentos evolutivos de los niños y las niñas. Enseñar el cuidado del propio cuerpo, el respeto por uno mismo y el cuerpo del otro y el derecho a elegir y decir que no, protegerá a sus hijos del abuso sexual y/o de un inicio sexual temprano o por moda o identificación con sus pares. A su vez, para los padres también puede ser una experiencia enriquecedora informarse sobre este tema, identificar sus propios temores y prejuicios y estar dispuestos a escuchar las preguntas de los jóvenes, les permitirá aprovechar este momento como una gran oportunidad para desarrollar el diálogo y la confianza con sus hijos.
Recuerde que los padres también pueden recurrir a libros y material especializado para informarse. Y así mismo manifestar su desconocimiento sobre algunas cuestiones sin temor a perder su autoridad por ello. Es mejor reconocer que algo no se sabe y buscar esa información que transmitir conceptos erróneos o prejuiciosos sólo por querer dar una imagen de “padres todopoderosos”.
Recuerden:
- Ambos padres pueden hablar con sus hijos. La sexualidad es responsabilidad de ambos y puede ser abordada por hombres y mujeres de igual manera.
- Desde el nacimiento, los padres sirven de modelo y enseñan mensajes sobre el amor, el afecto, el contacto y las relaciones.
- Una Educación sexual de calidad debe dirigirse a que nuestros hijos e hijas aprendan a conocerse, a aceptarse y a expresar su sexualidad de modo que sean felices.
- Enseñe a su hijo las partes del cuerpo, incluya información sobre las reglas sociales que les conciernen. Por ejemplo, las partes íntimas siempre han de estar cubiertas en los lugares públicos.
- Cuando el niño empieza a usar apropiadamente la terminología y a aplicar las reglas sociales relacionadas con las partes del cuerpo, es el momento de incorporar frases que eviten la explotación o abuso.
- A partir de los 4 años es característico que los niños se comparen entre sí, se toquen entre ellos o se masturben, ya que están descubriendo esa sensación de placer, que ya tenían pero de la cual no eran totalmente conscientes. Ante esto, no se debe responder con regaños, amenazas o comentarios que los puedan avergonzar. Se debe canalizar la energía distrayéndolos: “Andrés, alcánzame por favor la ropa”, o “¿Viste la película que están dando en tele?”. Además, se les debe explicar acerca del respeto y el cuido que debemos tener con las partes íntimas.
- Si se están comparando desnudos, es importante hacerles ver que se pueden resfriar, mandarlos a vestirse, y más adelante hablar con los niños, sin regaños, acerca de lo que hacían, de esta forma podremos explorar inquietudes que tengan los pequeños y así mismo orientarlos en sus conductas. Estas conductas son esperables dentro de los 4-5 años, no sería adecuado en un niño de 9 o10 años comparándose con un preescolar.
- Es importante enseñarles a ver el cuerpo con naturalidad y respeto, y como parte de ese respeto: saber cuándo y dónde puedo mostrar el cuerpo, aunque sea dentro del ambiente familiar.
Tips para hablar de sexualidad con los pequeños:
- Lea y comparta con su hijo libros ilustrados con mensajes sobre el cuerpo, sus partes, y las reglas sociales.
- Llame a las partes del cuerpo por sus nombres correctos.
- Mantenga un ambiente de confianza y tranquilidad, de manera tal que su hijo lo perciba como algo natural.
- Cuando el niño realice preguntas siempre responda con la verdad, utilizando un lenguaje simple y acorde a la edad del niño.
- Pequeñas preguntas merecen pequeñas respuestas, grandes preguntas merecen grandes respuestas.
- Responda siempre las preguntas que los pequeños formulan sin eludir el tema argumentando que “estás muy pequeño para preguntar eso”. Si el chico pregunta es porque tiene la inquietud de saber, y hay que responder en forma concreta, aunque ateniéndose a la pregunta (no sobreinformar).
- No se avergüence de lo que el niño le esté preguntando, ni lo menosprecie pensando que está muy pequeño para entender.
- Anímese a darle a su hijo una explicación sana que propicie un estrecho vínculo compuesto de confianza y amor, ingredientes tan necesarios para una adecuada comunicación padres- hijos en materia de sexualidad.
Fuente de Información:
Silvia González Céspedes
Psicóloga Clínica
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