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La depresión típicamente ha sido asociada a los adultos pero también la pueden padecer los niños. Se caracteriza por múltiples síntomas que afectan lo siguiente:

  • Estructura de pensamiento.
  • Los niveles de actividad.
  • Estabilidad emocional.
  • Estructura de socialización.
  • Los niveles de socialización.
  • Los niveles de integración y asertividad escolar.

El síndrome depresivo es muy complejo a veces de distinguir, pues no es como un resfrío, no aparece de un día a otro, sino que se da por distintas causas o correlación de diversos factores de tipo social, psicológico y orgánico.

Vemos en detalle algunas de las características que se pueden presentar y ayudar a la oportuna identificación del mismo:

  • Cambios de humor.
  • Tendencia al aburrimiento, apatía.
  • Niveles bajo de actividad.
  • Dificultades para disfrutar de las actividades favoritas.
  • Alteraciones en el patrón de sueño, sea que duerma mucho o muy poco.
  • Expresa síntomas físicos sin causa aparente: dolores de cabeza, estómago, presencia de somatizaciones que antes no había presentado.
  • Dependencia afectiva de los adultos. Tiende a buscar protección, apoyo y cuidado.
  • Dificultades escolares asociadas a: falta de concentración, alteraciones en la memoria, tendencia a faltar a clases.
  • Se incrementan los factores distractiles, con  mayor tendencia pasiva, es decir, el niño está “ido” en sus pensamientos.
  • Se aísla de la familia,  los amigos o grupos que normalmente le interesan.
  • Tendencia a la irritabilidad, hacer berrinches.

Sí usted identifica alguno de estos síntomas en su hijo(a) le recomendamos acudir a un especialista.

Rafael Ramos Alfaro

Psicólogo

Centro para el Desarrollo Humano Integral