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La enuresis en niños y niñas, también conocida como  escape urinario mientras duermen, en ausencia de compromiso neurológico, constituye una situación muy frecuente en pediatría, y que, por lo general, incide negativamente en  la calidad de vida del niño(a) y sus familiares.

Existe una significativa tendencia a presentar dificultades a nivel psicológico asociadas a la enuresis, tal como lo señala Zaffanello y Giacomello (2007), “Los niños con enuresis tienen más probabilidades de desarrollar sintomatología de la esfera psicológica, generalmente subclínica, como disminución de autoestima, timidez, irritabilidad y aislamiento social”.

Según la Sociedad Internacional de la Continencia en Niños (ICCS), la enuresis es el escape urinario intermitente que se produce durante el sueño, para su  diagnóstico, debe ser constante y perdurar por más de seis meses; en las niñas  mayores de 5 años y en los niños, es posible que hasta los 6 años, ya que, según su desarrollo, suele tardar el control miccional nocturno (Rodríguez y Manzano, 2008); sin embargo  otras referencias manifiestan que su frecuencia debe ser de por lo menos 2 veces en semana, durante un periodo mínimo de tres meses seguidos (Premium Madrid, 2020).

Su clasificación:

Enuresis primaria:

  • En aquel niño o niña que siempre ha mojado la cama (tras los 5 o 6 años de edad).

Enuresis secundaria:

  • Conocida como aquella en donde la perdida de orina reaparece, ésta suele suceder al menos durante seis meses, en niños y niñas que   habían permanecido secos al dormir.

Enuresis no monosintomática:

  • Toda vez que existe  sintomatología diurna asociada (prolongar la orina, dificultad para evacuar, urgencia urinaria, maniobras retentivas, heces duras, infecciones urinarias)

Enuresis monosintomática:

  • No presenta síntomas urinarios ni defecatorios durante el día. La mayoría de los niños presentan enuresis no monosintomatica,  es decir, se presenta por  hábitos incorrectos adquiridos durante el día, maniobras de retención, urgencia urinaria, escape de orina tras el esfuerzo y el más común:  prolongar la micción y la defecación por priorizar el desarrollo de otras actividades como jugar, ver televisión, el conectarse en internet; aspecto que puede generar en el  largo plazo, una incoordinación entre la vejiga y esfínter de la uretra y el  vaciado incompleto e incorrecto; también se ha demostrado una directa relación con problemas de estreñimiento o encopresis (manchar el pantaloncillo o pantie durante el día),  dando el termino: “disfunción vejiga e intestino”, mucho de esto  debido al aumento de tono muscular de la zona pélvica.

La salida de la orina es una función controlada por el sistema nervioso central, concretamente, por los nervios de la medula espinal, la musculatura de la vejiga y del piso pélvico, el conjunto de ligamentos, fascias, músculos quienes cumplen funciones de continencia urinaria, fecal, sostenimiento de órganos pélvicos (vejiga, útero, recto, próstata); razón por la cual se requiere de una correcta coordinación: relajación del detrusor, el musculo de la vejiga, esfínter externo y músculos perineales o de suelo pélvico contraídos para evitar el escape miccional,  lográndose esto alrededor de los 4 a 5 años aproximadamente (Premium Madrid, 2020).

El acompañamiento a este trastorno debe ser multidiciplinario (desde la pediatría, urología, nefrología o neurología), pues ello facilitará la obtención de un diagnóstico concreto, para posteriormente proceder con la rehabilitación de piso pélvico, por un fisioterapeuta especialista en el área; representa una importante opción como parte del tratamiento.  

Desde la fisioterapia se realizará una valoración exhaustiva para la identificación de aspectos miccionales tales como frecuencia, ingesta de líquidos, urgencia; aspectos defecatorios como estreñimiento, encopresis, pujos para defecar. Es de capital importancia la exploración física postural, abdominal y de la musculatura perineal, por cuanto suele estar aumentado el tono de la misma, factor que impide el correcto vaciado de la orina y/o de la evacuación.  

Recomendaciones a tomar en cuenta:

  • Diligenciamiento y seguimiento de un calendario miccional y defecatorio durante todo el tratamiento, entrenamiento vesical, ingesta de líquidos, así como el trabajo correcto de la musculatura del piso pélvico con electromiografía y biofeedback, en donde el  paciente visualizará la contracción y relajación de estos músculos en una pantalla, aprendiendo de una forma dinámica a trabajarlos (dependerá de la exploración física).
  • Evitar el consumo de bebidas oscuras, ácidos, cítricos, alimentos picantes.
  • La postura ideal al momento de la micción, es completamente sentado(a) en el sanitario, panties o pantaloncillos hasta los tobillos, apertura de piernas apoyadas en un banco, evitar que los pies queden colgados ya que generaría el aumento de presiones intra-abdominales y con ello pujos.
  • Evitar aplicar la técnica «Stop pipi», es decir retener el chorro de orina y soltarlo de forma repetitiva durante la micción, ya que podrían generarse alteraciones fisiológicas, incoordinaciones,  infecciones, cistitis.
  • Orinar entre 7 a 8 veces durante el día, si es el caso programar la alarma cada dos horas (durante el día).
  • La posición correcta para la evacuación es la conocida como “cuclillas” ya que cuando flexionamos las rodillas (35º) hacia el abdomen, el músculo puborectal (quien hace parte de la musculatura perineal y tiene una gran participación en la defecación), se relaja obteniendo una alineación con el ano, permitiendo que la defecación sea más rápida, fácil y completa. Evitar el pujo.

Fuente de Información:

Martha Liliana Martínez Rincón

Fisioterapeuta piso pélvico,

Uropediatría,

Doula.

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E-mail mlmrfisioterapeuta@hotmail.com