La consideración de las emociones y los sentimientos en la educación de los niños es muy importante, ya que éstas representan la forma como ellos perciben y reaccionan ante los estímulos a los que se ven expuestos; de esta forma, el bebé manifiesta su enojo a través del llanto cuando siente hambre. Ese llanto permite a los padres entender y reaccionar ante las demandas del niño, demandas que comunican las necesidades básicas que son fundamentales para su subsistencia. De igual forma sucede cuando, a más avanzada edad, el pequeño a través de conductas como el berrinche, manifiesta sentimientos de enojo ante su deseo de independencia, para probarse a sí mismo que tiene la facultada de desarrollar sus propias destrezas, lección que le permitirá, en un futuro, ser capaz de identificar y resolver problemas mayores.
Lamentablemente, la tendencia de muchos padres es la de anular la manifestación emocional de sus hijos, pues esta les resulta molesta, altera su bienestar e, inconscientemente, les lleva a un campo que se les dificulta manejar. Debido a ello, algunos se tornaran excesivamente autoritarios con sus hijos y otros permisivos en excesos, siendo ambos extremos, perjudiciales, para la educación.
A continuación, se identifica y describe la importancia de algunas emociones a las que los niños se ven expuesto, y señala cómo cada una de ellas sirve para un propósito que enriquece la experiencia de ser padres:
Enojo
Se manifiesta de una forma enérgica con la que el niño expresa enfáticamente sus deseos, los cuales pueden o no, tener fundamento válido.
Miedo
El niño aprende a reaccionar ante las amenazas a las que se ve expuesto para que su integridad física y emocional no se vea lesionada. Un niño sin miedo es un niño temerario; un niño con mucho miedo limita al desarrollo de sus potencialidades.
Felicidad
Hace que el niño se torne más receptivo, entusiasta y dispuesto para realizar actividades y enfrentar nuevos retos.
Amor
Origina confianza y refuerza el concepto que un niño desarrolla acerca de sí mismo, facilita la relación con otros y, con el medio donde vive.
Sorpresa
Hace que el niño comprenda que su realidad va más allá de lo que él concibe, lo que le permite desarrollar habilidades para investigar y comprender su entorno.
Disgusto
Permite al niño comunicar aquello que es molesto, aún cuando carezca de fundamentos válidos.
Tristezas
Permite comprender el valor que tienen para el niño algunas personas, conductas, actividades, pertenencias u otros, que consideran perdidos.
Una adecuada interpretación del significado de las emociones posibilita a los padres y a los cuidadores conocer y atender las demandas de sus hijos, lo cual es importante para el niño para adaptarse al ambiente y para lograr un adecuado aprovechamiento de los procesos de aprendizaje a los que se ve y se verá expuesto durante toda su existencia.
Comentarios recientes