Es casi instintivo, desde los primeros minutos de nacimiento de su hijo, la madre siente la necesidad, deseo de mantener a su bebé cerca. Instinto de protección y facilidad para amamantar principalmente en las tomas nocturnas, son las razones principales por las que los padres deciden tener a su bebé en el lecho paterno.
Conforme pasan las semanas, tanto el pequeño como sus padres se van acostumbrando a compartir el espacio y se convierte en algo “normal” cuyo tiempo de prolongación no está muy bien definido y en algunos casos se tiene el ingenuo sentimiento de que en algún momento por arte de magia simplemente el niño querrá mudarse de tan cómodo nido e irse a su propio espacio sin ninguna consecuencia ni novedad.
Con el respeto de muchos psicólogos, y creacionistas de teorías vinculadas al apego dado al compartir la cama, me uno a los profesionales que recomiendan la iniciación temprana de la autonomía confianza y autoestima desde edad neonatal.
Cuando un niño nace, todo es nuevo, la llegada al nuevo hogar será igual de novedosa sea a la cama de sus padres o a su cuna en su habitación. El olor, temperatura y luminosidad de cada espacio de su hogar conforme pasen las semanas, será lo que vaya creando el sentido de pertenencia del recién llegado a casa. Al incluir al niño en la habitación paterna ya sea en un “moises” al lado de la cama o en la misma cama, es realizar una adaptación por etapas, (la segunda sería cuando el niño pase a su habitación). En caso de pasar los primeros días en un hospital o en casa de algún familiar, esto añade etapas a la adecuación del bebé al medio.
El niño indefenso está a merced de las decisiones que sus padres hagan por él o ella. Es en este momento que sus padres deben tomar decisiones apropiadas para el bienestar inmediato y a largo plazo del niño tanto física como emocionalmente.
Entre los temores más frecuentes de los padres, están la muerte súbita, pensar que su hijo pueda tener algún problema durante el sueño y no estar cerca para percibirlo atormenta a los padres que prefieren estar “vigilantes” respirando a su lado. Para estos casos se les indica que también el dormir con adultos es un causante de muerte infantil, en los cuales intervienen razones varias. (Ahogamiento por lactancia descuidada, aplastamiento, poca circulación de oxígeno en la habitación etc)
El aspecto emocional del niño que duerme con sus padres es de atención. Cuando el niño nace el mensaje de sus padres es: “esto es lo normal, debes dormir acá porque así estarás bien”. Lo irónico es que los mismos padres al tiempo quieren convencer a su hijo con el mensaje: “aquí estás bien en tu habitación y tu cama, ya no nos necesitas”. Siendo las primeras semanas de vida las que dictan al bebé lo que es su clima familiar, el segundo mensaje se convierte en el rechazo y casi que abandono “ingrato y cruel” esto sin contar si existe la llegada de un nuevo hermano que en ese caso sería el “intruso”.
El bebé que desde la primer noche duerme en su espacio y es visitado por su madre a las horas de alimentación, recibe el mensaje: “bienvenido a tu espacio en el mundo, acá estarás bien, cuando necesites algo aquí vendré por ti”. En años posteriores el niño podrá sentir la misma sensación de cuidado aunque haya distanciamiento con su madre, al ir al preescolar, al quedarse al cuidado de un familiar y así sucesivamente porque desde sus primeras horas se le enseñó que es un ser autónomo y que sus padres están pendientes del aunque no siempre estén visibles.
Que es más cansado levantarse cada 2 horas (especialmente las primeras semanas) que me siento más tranquila de tenerlo cerca, son excusas que pueden ser ajustables para minimizar, pero de igual manera la llegada de un bebé a casa es normal que altere el ciclo rutinario, después de todo la vida de padres siempre exigirá demanda y atención y algunos sacrificios.
Finalmente, el apego de un bebé a sus progenitores si bien incide grandemente el contacto piel a piel, existe infinidad de momentos y actividades que promuevan este vínculo y no necesariamente implica dormir con el bebé ni afectar su autoestima.
Para los que ya han ido más allá…
Todo eso lo hubiera hecho, pero ya es tarde dicen algunos padres… ahora cómo hago para sacarlo de mi habitación y de mi cama si ya está muy grande…y sus protestas también son grandes…algunos tips:
- Cree un ambiente especial al gusto del niño para su habitación: decoración, almohadas favoritas, etc.
- Use una lamparita de pared para las primeras horas de sueño.
- Innove una nueva rutina previa al sueño, dentro de la habitación del niño: cuento, cantos, masaje relajante, (no use televisor) todo debe ser relación padre o madre e hijo.
- Las primeras noches tome el tiempo para “dormirlo” con caricias y cantos (note que el tiempo que no quiso levantarse cuando estaba pequeño, le tocará hacerlo ahora! No se lo ahorró… solo lo pospuso)
- Tenga paciencia y no se retracte por cansancio, no devuelva su decisión a un “está bien, solo esta noche pero mañana duermes acá” este mensaje solo enseña a manipularlo.
- La lucha será más fuerte que con un recién nacido, sus argumentos llantos rabietas y “cucharas” probablemente le conmoverán enormemente, pero pasará si se mantiene firme y con amor espera a que el niño se adapte a ser autónomo e independiente.
Fuente de Información:
Glinnys Porras
Estimuladora Temprana y Asesora de desarrollo infantil.
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