Seleccionar página

La obesidad ha aumentado en forma dramática en las últimas décadas en la mayoría de los países del mundo. En Costa Rica no contamos con estudios que nos permitan cuantificar con exactitud el problema. En Estados Unidos la prevalencia de obesidad es alarmante, actualmente el 30 % de la población adulta es obesa y el 15 % de los niños son obesos. Debido a que nuestro país tiene una gran influencia de la cultura occidental, se considera necesario educar a nuestra población sobre la importancia de mantener un estilo de vida saludable.

La causa de la obesidad en la minoría de las veces se debe a una enfermedad de fondo, entre las cuales se encuentran enfermedades hormonales como el hipotiroidismo y el síndrome de Cushing o algunas enfermedades genéticas como son Prader Willi y enfermedad de Cohen. Tanto las enfermedades hormonales como genéticas causantes de obesidad presentan una característica muy particular, el exceso de peso se asocia con talla baja, por el contrario el niño obeso que por lo demás es sano, por lo general es alto.

La obesidad en los niños puede tener complicaciones físicas y psicosociales de gran importancia. Entre las complicaciones secundarias a la obesidad se incluyen:

  1. Psicosociales: depresión, aislamiento social y baja autoestima.
  2. Físicas: diabetes mellitus, hipertensión arterial, dolores osteoarticulares, deformidades óseas, apnea, trastornos del sueño, hígado graso, lesiones en piel (acantosis nigricans, micosis).

El aumento de peso ocurre cuando la energía ingerida es mayor que la energía utilizada por el cuerpo humano. La energía ingerida está determinada por la comida y la energía utilizada está determinada por el metabolismo basal, el efecto térmico de los alimentos y la actividad física. De los determinantes del peso, solo la comida ingerida y la actividad física son fácilmente modificables. Es por lo anterior que la prevención y el tratamiento de la obesidad debe ser integral, incluyendo nutrición saludable, actividad física y evitar actividades sedentarias.

En la intervención nutricional es fundamental hacer una entrevista tanto al niño como a los padres acerca de los hábitos alimenticios. Se debe hacer un esfuerzo para que toda la familia pueda tener una nutrición saludable y evitar prescribir una dieta estricta solo para el niño obeso. La nutrición del niño obeso debe incluir un adecuado aporte de carbohidratos, proteínas y grasas, recordando la importancia de los tres grupos para un adecuado proceso de crecimiento. Los padres y el niño deben aprender sobre las diferencias calóricas de diferentes alimentos.

La actividad física es importante para poder mantener un peso saludable. Es recomendable motivar al niño para que incorpore alguna actividad física diaria. Recientemente se ha enfatizado en el beneficio de fomentar actividades físicas que sean de agrado para el niño y evitar el ejercicio forzado.

Las actividades sedentarias como son la televisión y los videojuegos se han asociado al fenómeno de obesidad en la edad pediátrica, es altamente recomendable disminuir el tiempo que los niños invierten en estas actividades.

 
Fuente de Información:
Erick Richmond Padilla
Pediatra 
Endocrinólogo