La inapetencia es la falta de interés o bien en algunos casos el rechazo del alimento que se repite de forma continua en los tiempos de comida. Una elevada cantidad de niños y niños presentan periodos de inapetencia o falta de apetito. Aproximadamente el 10-25 % de los niños entre dos y cinco años son llevados a la consulta de pediatría, debido a que los padres observan que los niños no comen nada, consideran que cuesta mucho que los niños acepten bien los alimentos y además les parece que el niño no crece lo suficiente.
Muchos niños que rechazan los alimentos tienen un crecimiento adecuado para su edad y ritmo de crecimiento, a pesar de que la ingesta de alimentos varía lo que suele ocurrir es que a veces los padres de familia desconocen la disminución fisiológica del apetito, luego del primer año de edad, el ritmo de crecimiento es solo el 20-30 %del que tienen durante su primer año de vida, por lo tanto a estas edades los niños tienen menores requerimientos y menos apetito, pero es algo totalmente fisiológico.
Es fundamental diferenciar entre una inapetencia reciente y una habitual. Por lo general la inapetencia reciente hace referencia al niño que no come cuando tiene alguna enfermedad aguda y lo más común es que desparezca cuando ya se recupera. La inapetencia habitual es la que se mantiene a lo largo del tiempo, se puede decir que esta se divide en dos tipos: el primero es cuando el niño sí come muchas golosinas o bien toma muchas bebidas como jugos o leche; además, come en otras horas que no son las regulares y rechaza alimentos como las verduras cuando ya le corresponden los tiempos de comida principales y el segundo tipo se presenta cuando el niño tiene un peso por debajo de los normal para su edad y no tiene energía, en estos casos lo ideal es iniciar lo más pronto posible en conjunto con los profesionales el tratamiento y plan nutricional para reanudar la alimentación adecuada y recuperar el peso perdido.
Usualmente los niños inapetentes presentan una serie de síntomas, como los siguientes:
• Siempre dejan algo de comida en el plato. El niño busca la forma para no comer, inventando cualquier excusa para no comer y aún más escondiendo trozos de comida debajo del plato o tirándolos al piso.
- Les da pereza masticar los alimentos. Entonces prefieren un jugo de fruta que la fruta entera como tal.
- Mastican mucho los alimentos duros antes de tragarlos. Por ejemplo a la hora de comer carne, busca darle vueltas y vueltas y en algunas ocasiones los terminan botando.
- Se distraen muy fácilmente. Ya sea con un juguete o el televisor cuando está comiendo.
- No espera las horas de las meriendas. Esto se debe porque comen mal en los tiempos de comida fuerte entonces anda buscando cosas para comer durante el día.
¿Qué debemos de hacer y que no con los niños inapetentes?
No debemos:
- Usar la comida como un castigo o premio. Esto no ayudará a que se le abra el apetito, tampoco es la forma más adecuada para inculcarle los hábitos alimentarios correctos.
- Ofrecerle a los niños alimentos con alto contenido de azúcar y grasa. Limitar el consumo de bebidas altas en azúcar, productos de pastelería, chocolates y snack fritos, que llevan calorías vacías favorece a que el niño consuma más alimentos nutritivos.
- Tener muchas distracciones cerca del niño. Televisor, celulares, juguetes en el momento que el niño se encuentra comiendo.
- Obligar a comer al niño. Si el niño no desea comer no podemos obligarle a terminar de comer, para ello se recomienda adaptar las cantidades de alimentos para evitar que el niño se sienta forzado a comer en cantidades grandes, es importante consultar con un especialista para que él o ella sea quien nos indique cuánto debe comer el niño, lo importante es que ellos coman según sus necesidades fisiológicas.
Sí debemos:
- Asegurarnos que el niño no tenga ninguna enfermedad. Lo ideal es visitar a los especialistas para que valoren la historia clínica, dietética y la exploración física, con el fin de permitirles descartar alguna enfermedad aguda o crónica, y de este modo la familia pueda estar tranquila e informada del crecimiento y desarrollo del niño.
- Ser un ejemplo para el niño. Se recomienda sentar a comer al niño en la mesa con la familia, ni antes ni después. Así como inculcarle al niño valores positivos como comer de forma higiénica y sana. Recordar que el momento de la comida es un momento para disfrutar los alimentos y comer con tranquilidad, sin gritos ni presiones de ningún tipo.
- Dejar que coman solos. En ocasiones el niño puede negarse a comer porque él desea hacerlo solo y sentirse independiente. Por esta razón, aunque se prolongue la hora del almuerzo o cena, es preferible concederles esta independencia.
- Ofrecerle alimentos nuevos de manera gradual. Los niños pueden tardar de ocho a diez exposiciones de un alimento antes de que el niño acepte cualquier alimento nuevo en la dieta. En caso de que rechace el alimento se recomienda hacer de nuevo la prueba pero acompañándolo de algo que le guste comer.
- Mantener los tiempos de comida, al menos 5 tiempos de comida. Evite que el niño ingiera alimentos entre los tiempos de comida, para asegurarnos que va a comer las porciones que le corresponden en cada tiempo fuerte.
- Variar la alimentación y acostumbrar al niño a comer de todo: Ofrecerles desde que inician a comer cualquier alimento, con el fin de que se acostumbren a comer de todo, si se llega a obligar al niño a comer algo que no desea vamos a lograr que odie ese alimento por el resto de su vida, si no se les fuerza, acabarán probando el alimento.
- Hacer los alimentos más nutritivos. En las etapas de inapetencia, es recomendable aumentar la densidad calórica y nutritiva de los alimentos que consume el niño. Enriquecer los platos de comida con clara de huevo, leche en polvo entera, almendras, mermelada sin azúcar…es una buena opción.
- Procurar que los platos estén bien presentados. Una presentación atractiva del plato animará al niño a comerlo. En el caso de los niños de más edad los podemos involucrar en la preparación de los alimentos para que se animen más.
- Darle tiempo al niño de comer. No podemos presionar a los niños a comer rápido, si no ha acabado, podemos darles unos minutos más y si ya el niño no desea comer es mejor retirarle el plato sin disgustarse. Si asocia el disgusto con su comportamiento en la mesa acabará usando la comida para chantajear a los familiares.
- Motivar a los niños a hacer actividad física. Hacer deporte moderado es una buena forma de abrir el apetito.

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