La gastroenteritis es el trastorno digestivo más frecuente en niños, es causado por una infección bacteriana, vírica o parasitaria y se caracteriza por una inflamación del tubo digestivo, que se manifiesta mediante vómitos, diarrea o ambos, algunas veces se acompaña de fiebre, estreñimiento o cólicos e inclusive de inapetencia que deriva en deshidratación, la cual puede producirse cuando el intestino no es capaz de tolerar o retener los líquidos y las sales durante días.
Recomendaciones para tratarla:
Mantenga al niño hidratado.
Asegúrese que el niño reponga los líquidos y sales que está perdiendo poco a poco, pero no se recomienda darle de tomar demasiados líquidos de golpe, porque puede provocarle nuevos vómitos.
Evite las bebidas isotónicas (bebidas hidratantes para adultos).
Lo ideal es ofrecerles a los niños sueros de rehidratación oral para evitar la deshidratación del niño.
Esté alerta a ciertas señales de deshidratación como:
Los labios y la boca secos, si el niño lleva mucho tiempo sin orinar y si tiene los ojos hundidos, en el caso de bebés pequeños, es importante considerar que si la parte blanda que tiene en la parte superior de la cabeza está hundida es un signo de deshidratación. Además, puede mostrarse el niño sin energía, como aletargado.
Retome la alimentación habitual del niño en cuanto sea posible.
El niño debe comer en cuanto tenga apetito, no hace falta ningún periodo de pausa o ayuno ni una dieta restrictiva. Los únicos alimentos que no se recomiendan son los que contienen demasiada grasa o azúcares. No olvide continuar con la hidratación entre las comidas o tomas.
El agua de arroz es una buena opción para iniciar la recuperación.
Es muy fácil de digerir, su contenido de almidón permite la recuperación del estómago, los intestinos irritados y los azúcares naturales, que recomponen las energías perdidas. Así mismo las frutas no pueden faltar, incluso puede hacer purés para iniciar con comidas semisólidas su vuelta a la vida normal. Es importante no incluir frutas con efecto laxante, como las ciruelas y los kiwis. Finalmente, puede reincorporar las carnes en porciones pequeñas (preferiblemente las de pollo y pescado) acompañadas de verduras y huevos.
En caso de que el niño sea lactante:
No deje de darle el pecho o el chupón. Si toma chupón, no necesitas cambiar la fórmula ni rebajar su concentración.
Consulte con el farmacéutico o médico sobre los probióticos.
Ayudan a repoblar la flora intestinal y acortar algo la duración de la diarrea, de forma que el niño se recupere antes.
Evita las medicinas automedicadas.
Es sumamente importante que el pediatra indique el tratamiento. No existe medicación específica para la gastroenteritis vírica. Siguiendo las indicaciones del médico, puede darle al niño antipiréticos para aliviar la fiebre o bien salvo indicación específica se le pueden dar al niño antieméticos (fármacos para controlar el vómito) y antidiarreicos.
Mantenga una máxima higiene para prevenir el contagio.
Es vital enseñarle a los niños a lavarse las manos cuidadosamente con agua y jabón, durante, al menos quince segundos, después de ir al baño y antes de comer. Como padres de familia es importante dar el ejemplo; por otro lado hay que considerar tras un episodio de vómitos o diarrea dentro del hogar, limpiar y desinfectar inmediatamente las superficies que se hayan podido contaminar, ya que el contacto directo puede producir el contagio.
No salir con los niños a lugares públicos.
Lo ideal es esperar a que el niño encuentre mejor.
Debe de acudir inmediatamente al médico.
Si observa ciertos síntomas como la deshidratación, si presenta fiebre alta o no cede o si ves sangre en sus deposiciones.
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